El "grupo salvaje" en Oviedo
![]() |
El "grupo salvaje" en Oviedo |
Nuestra amistad se remonta a años atrás, bastantes, cuando la cimentamos octubre tras octubre en el Premio Planeta de novela en la ciudad de Barcelona, tan acogedora, como también lo son los responsables de la editorial quienes, contra viento y marea, siguen teniendo a bien invitarnos a ese evento editorial y a otros repartidos por la geografía peninsular.
"Lo que unió el Planeta, que no lo separe el hombre", fue una frase que se escuchó durante uno de los numerosos brindis, innecesarios para hacernos hablar pero imprescindibles para celebrar el encuentro y la amistad y, de paso, agudizar la fluidez de nuestras lenguas y de las anécdotas que compartimos.
Hablamos sobre todo de libros, de literatura y de industria editorial; de nombres de escritores como Mendoza, Banville, Amélie Nothomb o incluso Pérez Reverte, y de los autores, mayoritariamente mujeres, que llenan las estanterías de las librerías. Admirables unos y muy respetables todos.
Obviamente, también hablamos de crítica literaria, de reseñas de novedades y de promociones editoriales. Lo que más nos preocupó a los presentes en el fin de semana gastroliterario fue la casi irrelevante presencia de los libros, los de industria y lo
s literarios, en los medios de comunicación; por no hablar del penoso papel de las televisiones, de las públicas quiero decir, que las privadas van al negocio. Probablemente, los esfuerzos del grupo salvaje no fueron suficientes, aunque sí mayores que los de otra gente.
s literarios, en los medios de comunicación; por no hablar del penoso papel de las televisiones, de las públicas quiero decir, que las privadas van al negocio. Probablemente, los esfuerzos del grupo salvaje no fueron suficientes, aunque sí mayores que los de otra gente.
Nuestros placeres literarios fueron parejos a los gastronómicos. No por comer platos típicos deja uno de comer con calidad. Las fabadas resultaron exquisitas y abundantes, al igual que los estofados de cabrito, el pixín o los calamares. Los bebedores de blancos se inclinaron por un albariño, de calidad y marca conocida, y los gallegos por un ribera del Duero de no menos prestigio. No nos defraudaron.
Una mujer centró nuestra atención, la Regenta, a la que saludamos varias veces, tan hermosa dama nos correspondió con elegancia y amabilidad. Por lo demás, Oviedo, la ciudad Vetusta, resultó sumamente acogedora, por sus calles, esculturas por doquier, incluidas dos "Boteros", y por sus gentes.
Próximo destino: León.
Comentarios
Publicar un comentario