El "grupo salvaje" en Oviedo

El "grupo salvaje" en Oviedo


Parafraseando a Sam Peckinpah, el periodista asturiano Tino Pertierra bautizó la reunión de amigos del pasado fin de semana (9 y 10 de marzo de 2024) como el del reencuentro del Grupo Salvaje. Ni éramos tantos, solo cuatro, ni tan malotes, aunque sí con esas ínfulas de ser muy particulares. A la sombra de la hermosa catedral de Oviedo tuvo lugar la quedada: El mencionado Tino Pertierra, que jugaba en casa, el maestro de los periodistas culturales españoles Alfonso García, llegado desde León, y Xurxo Fernández, quien desarrolló buena parte de su actividad como periodista cultural y gastronómico en El Correo Gallego,  y el que suscribe, Pemón Bouzas, llegados desde ambos desde Santiago de Compostela. 

Nuestra amistad se remonta a años atrás, bastantes, cuando la cimentamos octubre tras octubre en el Premio Planeta de novela en la ciudad de Barcelona, tan acogedora, como también lo son los responsables de la editorial quienes, contra viento y marea, siguen teniendo a bien invitarnos a ese evento editorial y a otros repartidos por la geografía peninsular. 
"Lo que unió el Planeta, que no lo separe el hombre", fue una frase que se escuchó durante uno de los numerosos brindis, innecesarios para hacernos hablar pero imprescindibles para celebrar el encuentro y la amistad  y, de paso, agudizar la fluidez de nuestras lenguas y de las anécdotas que compartimos.
Hablamos sobre todo de libros, de literatura y de industria editorial; de nombres de escritores como Mendoza, Banville, Amélie Nothomb o incluso Pérez Reverte, y de los autores, mayoritariamente mujeres, que llenan las estanterías de las librerías. Admirables unos y muy respetables todos.
Obviamente, también hablamos de crítica literaria, de reseñas de novedades y de promociones editoriales. Lo que más nos preocupó a los presentes en el fin de semana gastroliterario fue la casi irrelevante presencia de los libros, los de industria y lo
s literarios, en los medios de comunicación; por no hablar del penoso papel de las televisiones, de las públicas quiero decir, que las privadas van al negocio. Probablemente, los esfuerzos del grupo salvaje no fueron suficientes, aunque sí mayores que los de otra gente. 
Nuestros placeres literarios fueron parejos a los gastronómicos. No por comer platos típicos deja uno de comer con calidad. Las fabadas resultaron exquisitas y abundantes, al igual que los estofados de cabrito, el pixín o los calamares. Los bebedores de blancos se inclinaron por  un albariño, de calidad y marca conocida, y los gallegos por un ribera del Duero de no menos prestigio. No nos defraudaron. 
Una mujer centró nuestra atención, la Regenta, a la que saludamos varias veces, tan hermosa dama nos correspondió con elegancia y amabilidad. Por lo demás, Oviedo, la ciudad Vetusta, resultó sumamente acogedora, por sus calles, esculturas por doquier, incluidas dos "Boteros", y por sus gentes.
Próximo destino: León.

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