LA VOZ DEL VIENTO - Entrevista



¿La Voz del Viento es una novela con diferentes planos de lectura?
La Voz del Viento es una novela en la que se encuentran varios temas que me interesan, que me preocupan y que me atraen. El aspecto social es importante, la visión de una sociedad que por determinadas circunstancias se derrumba y como, con esa catástrofe, se difuminan los principios éticos que la sostienen, lo cual provoca la pérdida de valores y los conflictos entre vecinos. Algo tan actual que he querido reflejar desde el punto de vista histórico, en un lugar determinado, Cangas do Morrazo en las Rías Baixas, en un momento preciso, cuando sufren un ataque de piratas berberiscos. Por otra parte, en la novela aparecen muchos elementos de la tradición gallega, cuentos relacionados con la tradición oral, remedios de curanderas y meigas y otro tema importante, el de la brujería en Galicia y la actuación de la Inquisición como mantenedora de la ortodoxia.

¿Se apoya en hechos históricos y en varios personajes reales para desarrollar una novela con un protagonista, el narrador, y una trama muy coral ?
Cuento la historia desde la perspectiva de un personaje que decide poner en papel los recuerdos de los dramáticos acontecimientos que vivió entre su adolescencia y sus primeras acciones como Familiar de la Santa Inquisición. Sin embargo, hay puñado de personajes que podríamos llamar secundarios de primer orden dada su importancia en la trama y su presencia recurrente en casi toda la historia. Además de estos personajes de carne y hueso habría que incluir a la villa de Cangas do Morrazo y a Santiago de Compostela como lugares que envuelven a cada uno de los protagonistas.

Entre esos personajes que menciona se encuentra María Soliña, o María Soliño como la llama usted, una mujer legendaria que forma parte de la tradición gallega por haber sido acusada de brujería y juzgada en los tribunales que la Inquisición tenía en Santiago de Compostela...
María Soliño tenía sesenta años cuando fue denunciada como bruja y sometida a juicio en Santiago. Los acontecimientos sufridos por la villa de Cangas hicieron que ella fuese una de las víctimas del derrumbamiento de la sociedad, pasando de ser una mujer emprendedora, empresaria, con hacienda, a ser acusada de tratos con el diablo y de participar en aquelarres en las playas. Muy pronto, la figura de María Soliño se convirtió en leyenda y su historia, más o menos transformada o diluida con el paso del tiempo, acabó cubriendo al personaje de un halo mítico que en nuestros tiempos la ha convertido en paradigma de la resistencia como mujer inocente ante la autoridad de las instituciones que controlaban la ortodoxia católica. El gran poeta Celso Emilio Ferreiro recogió indicios sobre María Soliño (Soliña) y escribió el poema que lleva su nombre, poema utilizado por diferentes artistas y músicos como Amancio Prada.

Hay un trasfondo de crítica a la sociedad actual en la que están al orden del día los casos de corrupción política y empresarial, abusos de poder, prevaricaciones y el uso de la fuerza contra los que reivindican sus derechos...
Exactamente igual que a principios del s. XVII en Cangas do Morrazo y Santiago de Compostela. Una situación de crisis provoca el aumento de la ambición de algunos de los poderosos, de las élites de Cangas, de los representantes de Santo Oficio, de ciertos regidores... Contra ello es difícil luchar si se pierden las convicciones y los valores que ayudaron a construir una sociedad. En el caso de Cangas fue un ataque de piratas el detonante; hoy en día es la crisis económica y financiera con culpables como los especuladores y las autoridades que han consentido sus desmanes. Pero no son un ente etéreo, tienen nombres propios y habrá que llevarlos ante los tribunales.

¿Cómo era aquella sociedad?
Cangas vivía un momento de esplendor, de crecimiento económico, que la situaba como uno de los puertos más importantes de la que hoy conocemos como Ría de Vigo, la más meridional de las Rías Baixas. Su economía se basaba en la pesca y el comercio. En su puerto eran habituales las embarcaciones inglesas, holandesas y portuguesas. Un período de bonanza como aquel implicaba trabajo y un futuro prometedor. Pero el inesperado ataque berberisco lo cambió todo, causó muerte y desolación, destruyó la economía y también los principios de la propia sociedad.
Meigas, curanderas y brujas son parte esencial de la novela...
Las curanderas, las meigas buenas, eran las encargadas de lo que hoy denominaríamos atención primaria a la ciudadanía. Ellas acumulaban experiencia y conocimientos que transmitían de generación en generación. Tanto valían para hacer ungüentos, pócimas o como componedoras cuando los problemas eran de fracturas de huesos o torceduras y esguinces. Formaban parte de la sociedad de cada villa y aldea aunque mantenían la discreción en sus actividades.
La brujería es otra cosa. Siempre hubo personas, hombres y mujeres, que buscaban o propiciaban el mal en los demás,por voluntad propia o por encargo. Las reuniones de brujas, los aquelarres en las playas y en lugares apartados, para adorar al diablo o para realizar prácticas perseguidas eran más o menos frecuentes, pero los vecinos procuraban evitarlas y no relacionarse con las fuerzas del mal. La iconografía que representa estos encuentros diabólicos puede incluir orgías sexuales, estado de éxtasis por drogas y bebedizos. Aquellas reuniones representaban lo prohibido, el libertinaje.

Una novela de aventuras, un thriller...
La novela moderna no responde a una sola etiqueta. La voz del viento tiene acción, tiene investigación, tiene buenos y malos y gente normal, ni buena ni mala. El lector va descubriendo poco a poco quien es quien y el papel que juegan protagonistas y antagonistas, pero se producen giros y la presencia de los secundarios de lujo nos presenta perfiles con muchas aristas que ayudan en la tensión dramática.

La Voz del Viento se alzó con el LX Premio de Novela Ateneo Ciudad de Valladolid.

Como he dicho al recoger el premio el mes de septiembre pasado, para mí fue una gran sorpresa y una enorme satisfacción. Agradezco una vez más a los miembros del jurado su apuesta por mi novela, pero también a la editorial Algaida y al Ateneo y a la ciudad de Valladolid. Aquellos días me sentí como en casa. La Voz del Viento llega a las librerías, a los lectores, con un plus de interés al haber sido premiada.  

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