Los paraísos del capitán-tan: Buenos Aires

Desde mi viaje a Buenos Aires a finales del siglo pasado han cambiado muchas cosas en Argentina, en Galicia y en mi vida. Pero lo que no ha cambiado es el recuerdo de aquella visita a una ciudad tan cosmopolita, tan “gallega” desde la perspectiva de los de aquí, tan convulsa y tan… otras muchas cosas. Recuerdo siempre asociado a un grave accidente sufrido por mi ser más querido al final de mi estancia en la ciudad porteña.

Los tiempos han cambiado, como ya he dicho, pero nada más salir del aeropuerto de Ezeiza en un taxi hacia el hotel solo vi ruinas, villas miseria, carreteras descuidadas, coches que en otros países no se venderían ni de segunda mano, pero también grandes avenidas con hermosos edificios a los que tal vez Serrat cantaría aquello de por cierto, al techo no le iría nada mal una mano de pintura. Y fundamentalmente la gente, deprimida en todo momento, consciente o inconscientemente, con paso apurado por las aceras o cruzando las calles yendo del tercer trabajo al cuarto, con la mente puesta en el fin de mes y con cinco pagas que no alcanzarían un sueldo base en otra parte.

Eran años en los que los gallegos volvieron a sentirse más gallegos si cabe, conscientes de que en el fin del milenio El Dorado había cambiado de orilla, de hemisferio, y se encontraba en aquella tierra de la que habían salido con una mano delante y otra detrás, con lágrimas en los ojos, con un nudo en la garganta y con llanto en los familiares dejados. Años en los que los hijos e incluso, o tal vez sobre todo, los nietos de aquellos gallegos reivindicaron su sangre, su ascendencia, siempre denostada en una sociedad en la que representaban, queriendo o no, el papel de “manolitos” en las viñetas de la vida porteña, gente de segunda, honrados, trabajadores, pero de segunda, valores que nadie quiso apreciar, ni aquí ni allá, en el personaje tan bien retratado por Quino en su serie inmortal Mafalda.

Plaza de Mayo

De aquí para allá llevado por el trabajo con apenas tiempo para el disfrute de una ciudad portentosa, mítica, en la que un batallón llamado de “gallegos”, vaya paradoja, fue vital para la derrota del inglés en Río de la Plata y para la independencia del país. Por tanto, solo me quedaba absorber los minutos, las imágenes, las emociones, las historias, la vida, en un esfuerzo cuyos resultados son la perdurabilidad en la memoria. Mi hotel, uno de los grandes al que le agua caliente tardaba once minutos en llegar porque mi cuarto estaba en la planta 11, era de un gallego y estaba a treinta segundos de la Plaza de Mayo, es decir, estaba en el alma de la ciudad. Al bajar andando al primer paseo vi ante mí el edificio del Banco de Galicia, hay quien asegura que siempre perteneció a los judíos, y a mi izquierda la Casa del Cabildo. Eché la vista a la derecha y vi el monumento más importante, el que dignificó de nuevo el lugar, un buen grupo de Abuelas de la Plaza Mayo. Detrás, la Casa Rosada.

 Obelisco, Avda. 9 de Julio

Los gallegos de allá me contaron historias de emigración y de exiliados, me llevaron al Centro Gallego y a otros “centros” o “casas” locales, ni lejos somos capaces de estar unidos. Visité el Teatro Nacional y vi el impresionante mural que hay en el hall pintado por el no menos grande Luís Seoane, paseé por la Calle Corrientes, crucé la Avenida 9 de Julio y posé bajo el Obelisco, visité las famosas librerías de nuevo y de viejo, comí asados y bifes, también comida gallega, alfajores y dulce de leche.

Café Tortoni, con el ya fallecido doctor Pérez Prado

Disfruté del arte de las parejas que bailaban tango en Plaza de Mayo y del lugar de culto de Avenida de Mayo, el Café Tortoni, con sus paredes repletas de recuerdos de Gardel, Alfonsina Storni, Borges, García Lorca y tantos otros poetas, músicos, artistas. Allí una mujer salida de un cuadro de Romero de Torres con acento porteño y atuendo de bailarina me regaló una sonrisa mientras bailaba La Cumparsita.










Comentarios

  1. Que lastima don Permon por lo que veo lo paso muy mal aqui en Bs.As.
    Pues mi recomendacion para el proximo viaje es que se aloje en un buen hotel que hay muchos mejores que en el que Ud. se ha alojado, solo que son un poco mas caros.
    Y que pueda disfrutar mas siendo menos critico, que alli las cosas ahora no andan tan bien.
    Y si por las moscas empiezan a devolver toda la plata que la UE les ha dado con la que compraron tan lindos carros veran la cara de culo que tambien tendran Uds.

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  2. Gracias por leer este blog y por dejar su comentario. Le recomiendo que lo vuelva a leer con más atención y sin prejuicios para poder ver lo que realmente cuento, que Buenos Aires en particular y Argentina en general son lugares extraordinarios que, por circunstancias históricas han sufrido durante décadas la irresponsabilidad de sus gobernantes. lamentablemente, las crisis van por barrios (ahí saben bastante de eso), igual que la risa, ahora nos toca a nosotros pasar por una situación económica difícil, Cuando digo nosotros hablo de los españoles, de los irlandeses, de los portugueses, de los italianos, de los griegos, de los belgas, incluso de los franceses, por no mencionar a los recién incorporados a la Unión. Llevamos casi cuatro años de crisis y sepa usted que aceptamos la ayuda de ustedes, sus consejos, sus orientaciones, no en vano son expertos ya que su crisis dura toda una vida.

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