Paris
“Si al franquear una montaña en la dirección de una estrella, el viajero se deja absorber demasiado por los problemas de la escalada, se arriesga a olvidar cual es la estrella que lo guía” –decía Antoine de Saint-Exúpery. Frase válida para los viajeros que emprenden ruta y para los que, sin moverse de casa, transitan vitalmente por este mundo. Ya lo decía alguien hace muchos años, “vivir en la tierra es costoso pero ello incluye un viaje gratis alrededor del Sol, cada año”.
A veces, la estrella que nos guía parece que ha perdido el norte, eso parece cuando pensamos que más lejos por el Este ya no puedo ir, más lejos por el Oeste tampoco. Es cuando el término "lejos" deja de tener sentido, el sentido que tenía antes. Es cuando entra cierta desazón por la distancia, o por su falta. Sin embargo el paraíso utópico que hace que nos movamos puede estar simplemente a un paso.
A veces, la estrella que nos guía parece que ha perdido el norte, eso parece cuando pensamos que más lejos por el Este ya no puedo ir, más lejos por el Oeste tampoco. Es cuando el término "lejos" deja de tener sentido, el sentido que tenía antes. Es cuando entra cierta desazón por la distancia, o por su falta. Sin embargo el paraíso utópico que hace que nos movamos puede estar simplemente a un paso.

Paris es muy grande, es una ciudad hermosa, que permite el paseo tranquilo por muchas zonas, incluso por las aguas del Sena en las famosas Bateaux mouches. Lógicamente, son de visita obligada el museo del Louvre y el Centro Pompidou, los Campos Elíseos, La Tour Eiffel, los jardines de las Tullerías, la plaza de la Concordia… Nadie se puede marchar de París sin mantenerle la mirada, cara a cara, a un metro de distancia, a cualquiera de las gárgolas de la catedral de Notre-Dame.

Tengo un buen recuerdo de mi estancia en París pero tendré que volver, ya que es una ciudad para regresar muchas veces, porque se deja descubrir poco a poco.
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