Vinilos y Miles Davis

Están de moda los vinilos. El coleccionismo, dicen, es el culpable. Casi siempre tiene que haber un motivo comercial para que algo vuelva a los mercados. No nos engañemos, el vinilo no está aquí para acabar con los CD ni con MP3 ni con otras formas de reproducción musical. Está aquí, girando de nuevo en los tocadiscos, para satisfacer las querencias, los gustos, de los que nos hemos criado durante su dominio. No soy un rara avis reconociéndome como uno de los que disfrutan con ese soporte tan evocador, nostálgico tal vez, aunque yo creo que lo que ofrece el vinilo tiene más que ver con el placer por un sonido peculiar que es el que acompañó durante décadas al mundo de la música, al sector discográfico y a los que poníamos nuestros discos en casa o los escuchábamos en las emisoras de radio.

Durante los ochenta y los noventa del pasado siglo algunos sibaritas de la tecnología miraban por encima del hombro a la mayoría de los mortales porque tenían un equipo hi-fi con unas prestaciones, tan sublimes, que solo los oídos más privilegiados podían apreciar (sabíamos que lo único sublime era su tarjeta de crédito), hoy es llegado el día en el que lo analógico se ha vuelto excepcional. Y con los vinilos de alta calidad han vuelto las sensaciones que tantas emociones, gracias a los músicos y sus grabaciones, nos han generado.

Kind of blue giró de nuevo en mi tocata. Miles Davis volvió a llenar mi espacio con los temas del considerado como uno de los mejores discos de la historia de la música, no solo del jazz. Temas como So What, All Blues o Flamenco Sketches, forman parte de la historia del jazz tanto por la maestría de Miles Davis como por la de los músicos que le acompañaron durante aquella grabación histórica, que tuvo lugar en 1959 en los estudios que la Columbia Records estaba estrenando en la Calle 30 de New York. John Coltrane, Julian Adderly, Bill Evans, Paul Cambers y Jimmy Cobb son auténticos nombres propios del jazz.

Miles, el gran Miles, suena distinto desde que tuve la ocasión de verlo tocar en directo en el Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz durante el verano de 1988. En aquella ocasión, Miles Davis se centró en los temas de por aquél entonces su último disco, Tutu. Genial.

Disculpen, vuelvo a poner el vinilo en el giradiscos.



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