Costa Noroeste e Inside Passage


La Costa Noroeste de América es un amplio espacio, un vasto territorio bañado por las frías aguas del océano Pacífico, plagado de islas, archipiélagos, cabos, estrechos, bahías… Es tan amplia la Costa Noroeste que va desde la desembocadura del río Columbia, que es frontera natural entre Estados Unidos y Canadá, entre el estado de Washintong y la provincia de la British Columbia, hasta el estado de Alaska.


El paisaje ofrece un panorama de bosques frondosos que llegan hasta el océano, dejando muy poco espacio para playas de arenas oscuras o de cantos rodados. Las industrias madereras ha sido, desde finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX, hasta hoy en día, dominadoras de una parte importante de la actividad laboral. La pesca es el otro gran sector industrial. Desde mediados de los años 90 del siglo pasado, el turismo se ha convertido en uno de los sectores emergentes, sobre todo durante los meses de verano y en algunas fechas invernales.

Para los turistas, una de las rutas atractivas es la que recorren los ferrys que transitan entre las ciudades de Victoria y Vancouver, en Canadá, hasta Ketchikan, Juneau, Valdez o Anchorage, en Alaska.

En uno de mis viajes a la zona, partí de la bonita población de Ketchikan en un hidroavión con destino al puerto canadiense de Prince Rupert al que llegué a media tarde. Durante el trayecto, sobrevolamos accidentes geográficos con nombres españoles como Caamaño, Aranzazu, Gravina, por citar solo tres de los más de mil topónimos puestos por españoles durante sus exploraciones a finales del siglo XVIII.

Victorino junto a nuestra avioneta, Prince Rupert, Canadá

No viajé solo, iba con Kellie y con Victorino. Tomamos posesión de nuestras habitaciones y paseamos por algunas de las calles del pueblo, en el que hay varios hotelitos para acoger turismo de naturaleza y de aventura, cazadores y pescadores. Cenamos en un acogedor restaurante, yo pedí una sopita de cebolla para compensar los dos o tres grados de temperatura en pleno agosto, un salmón blanco a la plancha con guarnición vegetal, que regamos con un cavernet sauvignon de California. También probamos el whisky autóctono. Nos retiramos pronto, porque a las cinco de la mañana debíamos tomar un ferry con destino a la isla de Vancouver que iba a recorrer la ruta del Inside Passage, el paso interior, entre las islas y el continente.

Un paso estrecho que por zonas se hacía todavía más angosto. Cuando la niebla permitía cierta amplitud visual, el paisaje era deslumbrante, el bosque infinito, las águilas calvas poblando las ramas de los abetos y los cedros, los ciervos y caribúes pastando con sus crías en los lindes de las playas o de los pequeños acantilados, grupos de nutrias aquí y allá, salmones dando continuos saltos fuera del agua y alguna que otra ballena, las jorobadas y las orcas. Esas sensaciones se amplificaban al saber que aquel estrecho se llamaba Caamaño Passage (sustituyendo la ñ por una n), que aquellas islas eran las de Esteban, Aristizábal, Anzánzazu…

En el ferry buenos camarotes, estupenda comida y tiendas de recuerdos de la zona. Tras diecinueve horas de viaje, desembarcamos en Port Hardy, un pequeño pueblo del norte de la isla de Vancouver en el que pernoctamos.

Nuestro recorrido por la isla, entrará en otro capítulo.

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