La Luna, globalización y rigor

“Luna, lunera, cascabelera…”, Luna, Luna llena, Moonlight Serenade, Blue Moon, Dark Side of The Moon, Harvest Moon… Tal vez, puestos a recordar, podrían salir docenas de títulos de canciones que hiciesen referencia en su titulo a la Luna. La Luna se ha puesto de moda otra vez estos días, por la conmemoración de la llegada del hombre a su superficie, hace ya cuarenta años.

Cuando se acabó la llamada “carrera espacial” con solo soviéticos y americanos como participantes, allá a mediados de los 70’s del siglo pasado, la Luna empezó a recuperar el romanticismo que había perdido desde que Neil Armstrong dejó su huella enla superficie del satélite terrestre. Los tiempos, por aquellas fechas, estaban cambiando. Bob Dylan lo percibía y gracias a él mucha gente en todo el mundo también. Cuarenta años más tarde, ¡vaya si han cambiado los tiempos! Muchas de aquellas revoluciones que buscábamos han triunfado sin que nos diéramos cuenta, mientras que otras tantas se han quedado en el camino. Tal vez uno de los objetivos más importantes de aquella joven sociedad, norteamericana y europea, haya sido el acceso a la educación y, por consiguiente, a la información.
INTERNET lo revolucionó todo. TODO se encuentra en la red.
La evolución tan meteórica de los tiempos, de esas cuatro décadas, dejó una nueva revolución por conseguir, en espera de que alguien la abandere, la revolución del RIGOR. Muchas de las cosas que han pasado, nadie duda de que han sucedido de verdad. Martin Luther King y Robert F. Kennedy fueron asesinados, también John Lennon. Massiel ganó el Festival de Eurovisión, Marcelino derrotó a la URSS en la final de la Copa de Europa, por poner algunos ejemplos. Sin embargo, muchas noticias consideradas míticas, por su repercusión o por sus protagonistas, se han convertido en meros juegos de rol, en leyendas urbanas, en hechos virtuales. Uno de los mayores asesinos de la historia, Adolf Hitler, no masacró a ningún judío ni arrasó con Europa, destrozando incluso su “querida” Alemania. Elvis Presley se encuentra retirado en un pequeño pueblo del medio oeste, tocando solo para sus amigos (pronto se le unirá Michael Jackson) o con amigos como Freddy Mercury o Bob Marley.

JFK, la gran esperanza demócrata, el presidente que prometió la llegada del hombre a la Luna, disfruta de los libros y de la pesca en algún lugar apartado de la costa este, seguramente con Marilyn Monroe en sus brazos.
¿Alguien se cree a estas alturas que el hombre llegó a la Luna? ¡Por favor! ¡Seamos serios! Solo los idiotas, los nuevos friquis, se creen lo de Armstrong, Aldrige y Collins y lo de las siguientes expediciones Apolo. Porque los que se basan en el RIGOR, en los métodos científicos, en el trabajo serio, en los retos del ser humano, en la utopía, son, somos, los friquis de verdad.
La clave está en hacerse siempre “la pregunta del millón”, la que tiene una respuesta que implica curiosidad, esfuerzo, investigación. Esa respuesta siempre será cierta, verdadera. Entre tanto, asistamos pasmados a las disquisiciones de las masas “muy bien informadas” que, como hordas bárbaras, campean y destrozan la realidad a velocidades que superan los terabits. Que miedo me da.