Certezas e incertidumbres



Vivimos tiempos convulsos. La situación económica global nos ha arrastrado a un periodo de inseguridad general que altera nuestras vidas, nuestro carácter, nuestras emociones. Nadie puede predecir, en este momento, cuando se saldrá de la crisis porque, desde mi modesta opinión de no experto en economía, no creo que todavía se haya llegado a calibrar de manera objetiva y tangible la profundidad de la crisis económica y financiera. El dinero que no existe ha acabado con el dinero que existe, el real, el que ahora tampoco se ve. El famoso New Deal implica una reestructuración global del sistema financiero. Si se hace, las reglas del juego ya no serán las mismas, el escenario será tan diferente que, seguramente, volveremos a sufrir otra vuelta de tuerca los mismos, los asalariados que aún lo sean, los parados sin retorno, la clase trabajadora y los pequeños y medianos empresarios.

A otro nivel, más próximo, menos global, los vuelcos electorales son otro elemento de incertidumbre social. Unos se van y otros vienen, la gran mayoría permanece con un pero, el que genera el cambio de referente en la vida pública por arriba, lo que implica el cambio de jefe en cualquiera de las áreas del sector público y, por supuesto, en la administración. Estamos hablando de miles de personas en Galicia, de miles de familias. Léase funcionarios de la Xunta, sanidad, enseñanza, cultura, medios de comunicación públicos, etc.
Unos se van, están haciendo las maletas y quemando teléfonos en busca de un futuro inmediato que les salve de la inesperada hecatombe, antes de atender a sus responsabilidades hasta el final de sus mandatos. Otros se están posicionando, quemando teléfonos en busca de apoyos que les aúpen a las vacantes tan deseadas, de las que algunos fueron desalojados hace menos de cuatro años.

Algunos de los que se van, accedieron a sus puestos con humildad, con ganas de trabajar y con profesionalidad, tal como habían hecho otros antes que ellos. Otros, sin embargo, se aferraron a su sillón y el vértigo de la comodidad y del poder les convirtió en despóticos, en revanchistas, insolidarios, inmorales. No lo van a tener nada fácil a la hora de reubicarse, no están los tiempos como para acomodar a nadie y menos a los que fueron “haciendo amigos” entre sus subordinados y/o clientes. Crearon tormentas y ahora es la gran tempestad la que les impide conciliar el sueño desde el 1 de marzo.
A muchas personas, hombres y mujeres de Galicia y del País Vasco, les agobia la incertidumbre. Pasará antes de dos meses, seguro. Con nuestros votos se ha producido un nuevo dibujo parlamentario. Es tiempo de hacer votos para que las personas que van a asumir esos puestos de responsabilidad sean eso, personas. Personas íntegras con capacidad para resistirse a los embates del revanchismo, del despotismo y la inmoralidad, y con capacidad para el dialogo, la profesionalidad y la generosidad. Los mensajes de Nuñez Feijoo, en el caso gallego, abren una puerta a la esperanza. Los que él escoja, que tomen ejemplo. Entre los salientes, Touriño abrió las puertas a la renovación de su partido. Bien hecho. Quintana todavía no, debería pensarselo, es mejor sufrir una única derrota.
Miña nai tamén o dicía: “Nunca choveu que non escampara”. Gracias mamá.

Eu no meu primeiro descapotable xunto á miña nai

Algo de música pode axudar a comprender, ou mesmo a evadirse, ou a coller impulso e avanzar. Por eso, no reproductor Deezer de cor negra vos propoño nesta ocasión a Bob Dylan con The times are a changin. Sede bos e xenerosos.

Comentarios

  1. jaja..y el descapotable no tenia radio?...ademas nunca llueve hacia arriba,siempre hacia abajo..un saludo

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  2. Mi madre me cantaba unas nanas y mi abuela me contaba unos cuentos que eran la mejor radio. pero el descapotable es bonito ¿a que sí?
    Gracias por tus comentarios, Moncho.

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