El patrimonio subacuático


Hace unos días, Faro de Vigo publicaba una interesante noticia, “La Armada buscará en verano el “Santo Cristo de Maracaibo” y prohíbe rastrear frente a las Cíes”. Vayamos por partes.

El Santo Cristo de Maracaibo fue unos de los galeones de la flota española que, procedente de América repleto de riquezas, buscó refugio en la ría de Vigo para protegerse con el resto de la flota del acoso de los ingleses. Finalmente se produjo la batalla naval en la rada de Rande, fue la famosa y ya mítica batalla de Rande en la que la flota anglo holandesa destruyó casi por completo a la flota hispano francesa, corría por aquél entonces el año 1702.


En los siglos siguientes, fueron varios los intentos por recuperar los preciados tesoros que los muchos galeones, hundidos en las proximidades de la costa de Redondela y del puente de Rande, albergaban en sus bodegas. Oro y plata en grandes cantidades y piedras preciosas y otros objetos de valor, fueron la causa del ataque por parte de los ávidos ingleses que, una vez más, actuaron como piratas contra “las potencias enemigas” con el único fin de conseguir oro.

Pero ese olor a oro y riquezas también atrajo a muchos otros cazadores de tesoros. Con mayor o menor fortuna, se cree que algunos buceadores algo sacaron de las aguas poco profundas pero fangosas que acogen a los pecios. Con el paso de los años, el tesoro se convirtió en un mito. No se sabe si se extrajo todo el oro antes de que se hundieran los galeones o no. Se dice que carromatos tirados por bueyes procedentes de varios kilómetros a la redonda sirvieron para cargar el oro con la ayuda de los supervivientes y de los vecinos de Redondela. Otras versiones hablan de que buena parte del tesoro fue estivado en los buques ingleses. También se dice que en Redondela muchos vecinos se enriquecieron con aquél inesperado golpe de suerte.
De lo que si hay constancia es que el navío Santa Cruz de Maracaibo fue apresado por los ingleses y aquellos, al verlo en buenas condiciones, decidieron usarlo como carguero de los tesoros que habían recuperado de otros galeones antes de que se fueran a pique. El exceso de carga provocó que rozara con una aguja frente a las islas Cíes y se fuera a pique con todo lo que llevaba en sus bodegas. Desde aquel 5 de noviembre de 1702 el Santo Cristo de Maracaibo entró en la leyenda.


La Armada española ha tomado una decisión importante para proteger el patrimonio subacuático español. No solo es una muestra del interés por el pecio sino un aviso a navegantes, léase Odyssey, a piratas del s. XXI, para que desistan de buscar el preciado pecio. Lástima que no se llegara a tiempo para evitar que esquilmaran el Cisne Negro, el buque La Mercedes, hundido en las proximidades de Gilbraltar y del que los del Odyssey se cree que recuperaron medio millón de monedas de oro.

Por cierto, hoy se ha hecho público que el gobierno de México ha prohibido la búsqueda del galeón Nuestra Señora del Juncal que naufragó en 1631 en la sonda de Campeche. Se cree que regresaba a España con las bodegas repletas de oro, plata y joyas y que un temporal hundió a casi toda la flota. ¿Quién quería rastrear el Golfo de México para quedarse con sus tesoros sumergidos? La empresa norteamericana Odyssey Marine Exploration.

Comentarios

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