Hablando de Alaska en "Bos Días" de TVG

Ketchikan desde la avioneta



A mí me gustaban los hermanos Malasombra, porque eran malos de verdad… y más malos que la quina. Pero siempre salían mal parados. El que tampoco era un dechado de virtudes, por fantasioso y presuntuoso, era el Capitán Tan, que no paraba de recordarnos lo que le había acontecido en alguno de sus viajes a lo largo y ancho de este mundo… Con pocos añitos, delante del televisor en blanco y negro, disfrutando de unos Chiripitifláuticos que nos transportaban al país de la fantasía y las ilusiones, no podía imaginar que llegaría el día en el que yo realizaría muchos viajes por el mundo, que sería el protagonista de muchas aventuras en lugares exóticos, lejanos, que formaron parte de mis evocaciones infantiles, algunas de ellas provocadas también por las tarjetas postales que mi madre había recibido, y conservaba en la casa de Palmeira, de su padre, mi abuelo Ramón Caamaño, desde muchos lugares del mundo. A él, a mi abuelo Ramón, no tuve la oportunidad de conocerlo, desgraciadamente murió varios años antes de mi nacimiento, por eso nunca sabrá que he visitado algunos de los lugares de aquellas postales.

Totems en Saxman, cerca de Ketchikan

La costa noroeste de América me atrajo siempre. Ciudades californianas como San Diego, Los Ángeles y sobre todo San Francisco, donde estuvo el abuelo Ramón, siempre me resultaron evocadoras. También Alaska, por las lecturas de Jack London y por los comentarios que mi madre me había hecho sobre el paso del abuelo por lugares como Homer. En 1993 tuve la oportunidad de viajar por primera vez al estado norteamericano de la última frontera. Resultó una vivencia extraordinaria. Recorrí miles de quilómetros en coche, autocarabana y en avioneta. De aquel viaje, conservo algunas buenas fotografías y otras no tan buenas pero evocadoras y definitorias de momentos muy interesantes, como cuando vi por primera vez la aurora boreal, de color verde intenso.

Luego volví a la costa noroeste en varias ocasiones. Desde la Columbia Británica del Canadá hasta Alaska, hice otra vez miles de quilómetros en barcos, pequeñas lanchas, avionetas, coches, pernoctando en hoteles, moteles y casas de bed & breakfast. Conocí a gente interesante, recorrí lugares por los que antes había pasado mi abuelo y también los exploradores españoles y gallegos de finales del siglo XVIII que descubrieron aquellas tierras antes que James Cook. Comí salmón, caribú, ciervo, alce…

Con Roger en "su" calle de Fuentesnuevas. Portada de una Odisea.

Hace un año tuve la oportunidad de conocer a Roger Fernández, escritor y profesor en una universidad de California, originario de El Bierzo, quien también fue viajero por todo el mundo. Sus viajes están reflejados en una serie de libros titulados Odisea. Uno de ellos hace referencia a su paso por Alaska. El también estuvo en Ketchikan y fotografió los mismos grupos de tótems que fotografié yo, también comió salmón, incluso el salmón blanco, probablemente en los mismos restaurantes por donde también pasé yo. De esa estancia en Ketchikan tengo claros los recuerdos de los días compartidos con Victorino Lourido.

Con Victorino en Craig, Alaska.




Esta mañana fui invitado al programa Bos Días de TVG para hablar de Alaska. Carlos Amado, Laura Casares y Jesús Peleteiro me preguntaron sobre aquel lejano y frío paraíso que tuve la oportunidad de visitar y que me inspiró la novela Las luces del norte. En este enlace está la entrevista.

http://www.agalega.info/videos/?emi=10120&corte=2010-05-21&hora=11:22:28&canle=tvg1




En otra ocasión volveré a escribir sobre aluna experiencia de alguno de aquellos fantásticos viajes al Gran Norte de Jack London.

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